En un pueblo bordeado por un gran río, vivía un niño que era un poco cruel con los animales, y a menudo, siempre que podía, aprovechaba para mortificarlos.
Un año por su cumpleaños, y para ver si cambiaba de actitud, sus padres le regalaron una preciosa caja envuelta con un papel azul y adornada con un hermoso lazo rojo. El la desenvolvió con gran ilusión pensando que se trataba de un juguete bélico de los que tanto le gustaban. Pero grande fue su sorpresa cuando comprobó que se trataba de un cachorrito de perro. Desilusionado lo dejó a un lado y se puso a jugar con otros regalos.
Fue pasando el tiempo y el animalito, a pesar del poco cariño que recibía, nunca se separaba del niño. Por las noches esperaba que se durmiera, y entonces, sin hacer ruido, entraba en la habitación y se colocaba en el suelo sobre una alfombrita, a los pies de la cama.
Cuando por la mañana el pequeño se marchaba al colegio, el can lo seguía a distancia, quedándose fuera del edificio hasta la hora de acabar las clases y de regresar de nuevo a casa.
Un día de invierno, en la escuela se organizó una excursión hasta el río….
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