Posted by on Feb 12, 2014 in Sensaciones | 0 comments

A veces nos puede parecer un extraordinario inconveniente no poder salir más, que tengamos que cambiar de seguro por otro con menos coberturas, llenar sólo a medias el carrito de la compra, tener que conformarnos con ropa más asequible, o tal vez, que nuestros presupuestos se vean menguados a causa de la congelación de nóminas, subida de impuestos o cualquier otra causa, pero entonces… la vida nos toca con su varita, dándonos un toque de humildad y nos enseña  una lección de moralidad, mostrándonos cantidad de seres afectados por un huracán, filas de cadáveres sin nombre, campamentos con seres humanos para los que su único y mayor codiciado tesoro es el agua, o incluso otros. que se juegan la vida intentando escapar de su entorno en balsas, o escondidos entre  montones de deshechos y en este momento, nos invade una sensación de vacío y un cierto desprecio hacia uno mismo, al no ser capaces en algunos momentos de priorizar conceptos, tener presente nuestra escala de valores, o no saber dar en ciertos instantes, la verdadera y real importancia a las cosas…