En un precioso jardín vivía un pequeño fantasma que se llamaba Fan.
Tenía una gran sensibilidad y su máxima ilusión era encontrar algún niño que quisiera ser su amigo para poder jugar con él.
Esto jamás sucedía porque cuando se dejaba ver y se acercaba a alguno de ellos, todos se asustaban y salían corriendo, gritando aterrados y sin ni siquiera darle la oportunidad de llegar a saludarlos. Ello hacía que se sintiera triste y muy desgraciado.
Para lograr su propósito lo había probado todo, sin que hasta entonces nada hubiera funcionado. Una vez consiguió un balón pensando que con la idea de jugar un partido alguno se quedaría; Otro día lo intentó con una gran bolsa de chucherías (sabía que los chicos se entusiasmaban con ellas). Más tarde con juguetes; pero todo terminaba igual, con escapadas despavoridas.
Se sentía tan desanimado y deprimido que pensó que era mejor dejarlo correr y no intentarlo más.
Pero un día mientras paseaba entre los árboles vio a un chico sentado en un banco y…
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