Posted by on Feb 20, 2014 in Cuentos, Mágicos | 0 comments

1ª  Parte

-Detrás de unas rusticas casas, había una vez un jardín encantado del que nadie (ni siquiera los habitantes más cercanos), tenía conocimiento de los secretos que guardaba.

-En ambos lados estaban sembrados dos milenarios árboles y en su interior vivían unos gnomos, que siempre iban vestidos completamente de color  verde (se les conocía como los guardianes de los elementos) y eran los encargados de vigilar el entorno, con el fin de que ningún extraño pudiera aproximarse demasiado. Nunca salían  hasta pasada la medianoche, pues es por todos sabido, que alguna especie de criaturas etéreas, no pueden exponerse nunca a la claridad, ya que podrían desvanecerse.

-También estaba rodeado de hermosas y aromáticas plantas  sembradas por los mismos duendecillos con semillas embrujadas, por lo que  al estar encantadas, tenían la peculiaridad de que si un humano respiraba durante mucho rato aquel  aroma intenso que desprendían, podía caer mediante un encantamiento, en un inducido y profundo sueño durante años.

-Si el durmiente era noble, podía despertar con favores de las Hadas, pues en este caso, tenían una buena disposición hacia los mortales, pero si era malvado, su actitud podía ser negativa y los posibles beneficios, podían convertirse en  terribles castigos.

-Una noche en la que los vigilantes del jardín estaban distraídos, llego hasta aquel lugar una hermosa joven de cutis blanquecino, rasgos muy delicados, manos de finos dedos, largos suaves cabellos rubios y ojos de color claro, que estaba llorando muy abatida, a causa de un desengaño amoroso. Aunque (debido a su aspecto) daba la impresión de cierta candidez, en realidad era altanera, egoísta y de difícil carácter, por lo cual; había tenido siempre, un mal comportamiento con sus semejantes y sobretodo con todos los que la rodeaban.

-Se sentó en una hamaca que estaba cogida entre los dos robles y como entre sollozo y sollozo aspiraba profundamente, el perfume penetro rápidamente en su cuerpo y cayó en un profundo letargo que la transporto al reino encantado. Según cuentan las leyendas, los sueños hechizados, pueden sumir en la oscuridad al durmiente, trasladarlo temporalmente por los aires a países sobrenaturales o arrastrarlo a un trance por tiempo indefinido.

Entonces…