Posted by on Feb 18, 2014 in Cuentos, Para dormir | 0 comments

Cada noche y cuando todos dormían, KIU que vivía en un pueblecito muy bello de China, salía sigilosamente de su cabaña y se sentaba en una roca mirando atentamente hacia el cielo, sin moverse  ni pestañear y colocando sobre sus rodillas un pequeño cofre que llevaba de latón muy brillante, el cual escondía siempre debajo de un arcón en su alcoba.

Estaba totalmente inmóvil y solo se movía de vez en cuando  en esta especie de ritual, cuando veía algo que siempre primero la hacía sonreír, para luego seguidamente agacharse y coger una pequeña piedrecita del suelo que introducía con  mucho cuidado en su celosa cajita…