Cuando se deja de lado la arrogancia de la juventud, pensando que los mayores saben poco o nada, es cuando se empieza a aprender cosas.
Al ir cumpliendo años, se da por supuesto que uno debe aproximarse a la cordura, por un camino trazado de antemano por otros y hacia lo que debería ser, un estado total de sensatez.
Se supone que a partir de lo que llamamos mediana edad, ya se ha vivido lo suficiente y entonces la cabeza, debe estar más amueblada y asentada.
Todas aquellas cosas que están guardadas en la «despensa», tienen sentido y también completan la historia del presente. En esta bodega están almacenados también, los errores pretéritos y hay que aceptar, que son parte de nuestra historia y tener claro que ellos, fueron los cimientos de esta persona, en la que nos hemos convertido en el presente, por tanto hay que aceptarlos y cargar con ellos bien ubicados, para procurar que no nos perjudiquen y en la medida de lo posible, no vuelvan a repetirse. Ellos nos ayudan a ver la vida con más claridad (como si observáramos a través de un traslúcido cristal).
También se presume que es entonces, cuando se llega a este punto donde está la línea roja y que al traspasarla, se debe empezar a dejar un poco de lado y aparcado el espíritu infantil.
Pero nunca debemos entregarnos al abandono de la vejez, únicamente por creer, que nos hemos hecho viejos y olvidar nuestros anhelos más profundos, sino potenciar todo lo que tenemos guradado en nuestra caja personal.
Creo que debemos escuchar atentamente a nuestro subconsciente, el cual nos dirá lo significativo que es, no desviarnos nunca de nuestro camino, lleno de sueños, ilusiones intactas y curiosidad por las cosas más insignificantes, que a diario nos rodean.
Asimismo es importante, que no perdamos a través de nuestro trayecto, el sentido del humor; ya que es el combustible perfecto, necesario y preciso, para ir engrasando (a fin de que no se oxide), nuestra maquinaria.
Por tanto para todos los que estén a punto de cruzar, crucen o hayamos cruzado fronteras, es primordial que disfrutemos en toda su intensidad, de todas cuantas prórrogas nos ofrezca la vida, para lograr conseguir, este estado de armonía tan necesario para vivir el presente, pero sin renunciar nunca, a deseos, fantasías, y momentos mágicos, una cierta vibración juvenil y sobretodo…Grandes momentos de locura!!!
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