Dicen que los abrazos de amistad además de ser necesarios a nivel emocional, son también terapéuticos y causan el efecto deseado, si estos tienen una cierta intensidad.
Hay variedad de modelos de estas muestras de caricias: Los hay fuertes, apocados, expresivos, encogidos, animosos, modestos, osados, vergonzosos, lanzados, indecisos y hasta prohibidos.
Las mujeres solemos ser más abiertas con nuestras muestras de cariño y acostumbramos a abrazamos con asiduidad y besarnos con frecuencia entre nosotras; pero lo que más me llama la atención y siempre se ha escapado a mi total entendimiento, son los saludos que se profesan los hombres entre sí.
La mayoría de ellos en sus encuentros, se dan un simple apretón de manos o como mucho, unas palmaditas en la espalda; pero casi nunca un fuerte achuchón y mucho menos un par de efusivos besos.
Tal vez estas carencias de mostrar sentimientos en público son residuos de un pasado con ciertos aires machistas; en un intento de tener blindado el corazón para establecer fortaleza y no demostrar demasiada vulnerabilidad o sentimentalismo, pero tal vez deberíamos soltarnos un poco más la melena y dejarnos llevar por nuestras emociones, aparcando todas estas represiones obsoletas, ya que en muchos momentos de nuestra vida, el hecho de expresar debilidad, puede producir el mismo resultado, que ir repartiendo por ahí, pequeños pedacitos de felicidad…
Siguenos!