A veces algunos acontecimientos importantes de nuestra vida, despiertan algún sentimiento desconocido hasta aquel mismo momento, incluso para uno mismo. En mi caso fue la imaginación.
Cuando nació mi hija estimuló mi creatividad y empecé a inventar emotivas historias para ella.
Después de pasar un tiempo como mera espectadora pasiva y mientras me iba enojando, ante la proliferación de los escasos valores que a menudo nos rodeaban, decidí (como lucha personal) plasmar algunos de aquellos relatos en papel.
*Si en algún lugar por recóndito que sea, llega alguno de mis mensajes, un corazón latirá un poco más feliz…
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