Las relaciones con los humanos son curiosas.
A veces, uno cree conocer completamente a otras personas, por tener una relación en el tiempo y frecuentemente te sorprenden con sus decisiones arbitrarias y desconcertantes. A menudo, ni tan sólo llegas a tener ningún tipo de acceso a su cofre secreto.
En otras ocasiones, totalmente inversas y que se escapa a toda lógica y al sentido común, conoces a alguien y a los pocos segundos de este imprevisto encuentro, se produce una afinidad tan fuerte e inexplicable, que mediante una especie de extraño vínculo, tienes la sensación de que ya tuvisteis una conexión en otros tiempos pretéritos, supieras de sus movimientos futuros, fueses conocedor de sus miedos presentes, fantasmas pasados y más íntimos secretos.
Tal vez estos hallazgos sólo sean misterios de la vida, que sobrepasan el conocimiento humano, casualidades, bromas cósmicas, distinciones caprichosas de la naturaleza, o simplemente, encuentros fortuitos, pero yo quiero pensar que son mucho más y que el motivo real, es para que cada encuentro, despierte una emoción diferente…
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