Había una vez un niño muy tímido y miedoso al que, muchísimas cosas le causaban vergüenza, y que no se atrevía a hacer nada, que le supusiera ni tan sólo un pequeño riesgo. Lo único que de verdad le gustaba era correr, y solía hacerlo bastante a menudo, aunque sin atreverse tampoco a presentarse a ninguna competición, que fuera demasiado complicada o larga.
Una tarde se fue con unos amigos a una feria de atracciones pero, mientras éstos se subían por todo, él se quedaba abajo mirándolos, sin saber en que invertir el dinero que le habían dado sus padres.
En un momento dado, vio una especie de caseta de un mago, y como pensó que aquello no le supondría ningún peligro, compro una entrada con la que, según decían se incluía un regalo.
En su interior estaba un hombre de raza india, que iba vestido con una túnica y turbante. Tenía unos ojos negros tan penetrantes, que parecían atravesar al que lo miraba.
Después de unos instantes de observar al niño, y sin mediar palabra, le entregó una caja. El la agarró y salió corriendo de aquella lona completamente impresionado y extrañado. Al mirar su contenido encontró unas zapatillas deportivas y una nota que decía…
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