En un pueblecito del interior de un gran estado, vivía un niño al que le gustaba mucho leer.
Sus compañeros de colegio se mofaban de él por este motivo, pues no comprendían que casi siempre, prefiriera quedarse en casa con sus libros en lugar de ir a jugar con ellos.
El peor de todos ellos, era el cabecilla del grupo. Un chico grandote que a menudo se metía en líos. Solía ir siempre algo sucio y tenía una gorra azul de la que no se separaba nunca y llevaba puesta a todas partes. Un día terminaron expulsándolo de la escuela y, cómo se fue del pueblo, no volvieron a saber nada de él.
A pesar de las continuas burlas el muchacho seguía estudiando, y reuniendo todas cuantas monedas podía ahorrar, con el fin de aumentar la pequeña biblioteca que tenía en su habitación.
Pasaron los años y un día los habitantes de una gran ciudad se preparaban para celebrar una importante fiesta. Adornaron las calles con guirnaldas, banderas y flores para recibir a su presidente.
Cuando llegó la hora dio comienzo la cabalgata. Estaba lleno de gentes portando banderines y bengalas entre aplausos y ovaciones.
En un momento dado, los vehículos de la comitiva se pararon y entonces…
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