Samantha era una niña que quería ante todas las cosas ser bailarina.
Un día se fue a unas rocas a orillas del mar y allí invocó al Hada del Agua, pues según contaba la leyenda si ésta se dejaba ver, todos los deseos que se pedían; serían concedidos.
Después de llamarla tres veces, la hechicera apareció y se posó sobre la superficie.
H-¿Porque me llamas?.
S-Para pedirte un deseo. Quiero ser la mejor bailarina del mundo.
H-No puede concedértelo sin que me des algo a cambio. Dentro de 25 años deberás volver aquí y quedarte conmigo para siempre.
Cómo este espacio de tiempo le pareció muy lejano, la muchacha aceptó la proposición sin apenas pensarlo.
A partir de aquel momento su vida cambió por completo. Fue bailando por todas partes, en los mejores teatros, con las mejores compañías y con las primeras orquestas, hasta convertirse en una primera figura mundial.
Entonces se sentía dichosa y feliz por su éxito.
Pero un día antes de realizar una gira mundial, embarco en un gran trasatlántico y entonces…
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