Posted by on Jul 18, 2014 in Sensaciones | 0 comments

La vida está llena de acontecimientos inesperados.

Algunos nos atrapan en una especie de telaraña con efectos positivos que engrandecen nuestro corazón, enriquecen nuestra alma y ensanchan las costuras de nuestro espíritu; pero otros por lo imprevisto, nos inmovilizan durante un tiempo y hacen que precisemos de una pausa, necesaria para recobrarnos de nuestra turbación y conseguir, que el ciclo de la vida con sus giros, nos lleve de nuevo a la precisa estabilidad y al  equilibrio.

Hay decisiones arbitrarias y desconcertantes que aunque en principio puedan romper nuestro margen de sorpresa y escapar a nuestro entendimiento (es difícil llegar a interpretar el mundo) tal vez sólo sean, una frívola carcajada caprichosa del destino.

A estos contratiempos uno debe plantarles cara, sacar provecho, aprender lecciones y extraer su parte positiva. Pues a menudo, lo que en principio puede parecer un mero percance; tal vez en un tiempo futuro, pueda llegar a vislumbrarse, como una oportunidad afortunada, imprevisible y sorprendente.

Tal como hace el Ave Fénix, delante de las dificultades,  es necesario volver a levantarse teniendo la plena certeza que tenemos los humanos, de que cada vez que salvemos obstáculos, caminemos por territorios hostiles, pisemos caminos extraños llenos de cristales rotos y libremos nuestra propias batallas, saldremos más fortalecidos y la vida invariablemente mediante sus ciclos, volverá a colocar algunas piezas en su sitio, a seguir el plan y a restablecer el orden natural de las cosas…